Norman Briski

Norman Briski: "Lo único que tuve es esa infancia"

un espacio experimental en busca de la entrevista soñada:el invitado se interroga y se fotografía o se dibuja

Con tono poético, Norman Briski, el actor, director, dramaturgo y maestro de actores, se dispone a autorretratarse. Primero con cola de sirena, en un dibujo apurado sobre el día en que Briski se recibió de sereno. Después, con una autoentrevista en plan autobiográfico que llega solamente hasta los años 60, cuando terminó la película y sobrevino un poco de realidad.

-¿Dónde nació?

-En Santa Fe.

-¿Cree que nacer en Santa Fe determinó parte de su destino?

-Sí. El barro de la playa de Guadalupe. La maestra antisemita de la escuela. La ¿Santa Fe?¿Santa Fe?santa fe para creerme lo inaudito del juego del actor. La magnesia y su efervescencia. Los porotos y sus consecuencias. Mi perro pomerania. La ortografía de inmigrante de mis padres. Mi hermana. Mi hermano. El vishnik hervido con alcohol que ingerí a escondidas. Caer en un barril de aceitunas verdes. Ser amigo del hijo del zapatero de la calle Salta, Camacho el gigante. La revista Rataplan, con sus desnudos decentes. La figurita de De la Mata de Independiente. El techo de mi habitación. Los caballos malteados. La pólvora en la tapita de cerveza. La cancha de Colón con Erico cabeceando. Las bombachas de satén y el piano que estoy mirando.

-Una infancia con plenitud.

-Creo que lo único que tuve es esa infancia. Esa sola. El después son pliegues de esas impresiones. Y el Paraná me llevó hasta el Río de la Plata. Antes fue Córdoba, entre Santa Fe y Buenos Aires. Córdoba fue la aventura, como lo fue para el Che, a quien conocí. La moto me dio la cinematografía de mi juventud, desde el amor hormonal entre piedras serranas hasta el servicio militar que me llenó de broncas.

-¿Buenos Aires fue su trampolín?

-No. Fue una esforzada inmigración a la meca. Agria universidad, cuánto peaje vacío. Tal vez por el esfuerzo de huir de meca en meca fui a parar a los años 60, donde terminé de filmar mi vida para tener un poco de realidad y volver a lo posible. Continuará.

Fuente: La Nación

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